Clarín | por Pablo Sigal
Es la vacuna contra la bronquiolitis, que ya se aplica gratis a las embarazadas entre las semanas 32 y 36.
Las futuras madres pasan los anticuerpos a sus hijos y la eficacia contra la enfermedad es del 80 por ciento.
Clarín accedió a los primeros datos oficiales sobre cómo viene el ritmo de la vacunación en el país.
El año pasado, cuando promediaba mayo, se registró el pico de casos de bronquiolitis en Argentina. La enfermedad es causada por el Virus Sincicial Respiratorio (VSR) y la novedad es que este año está disponible desde el 1° de marzo la vacuna, que ha sido incorporada al calendario oficial de vacunación y por lo tanto es gratuita.
Según datos oficiales del Ministerio de Salud a los que accedió Clarín, en el país se viene aplicando un promedio de 636 vacunas por día. Esto representa un 42 por ciento de los nacimientos que hay cada 24 horas en el país. El dato es alentador si se tiene en cuenta que la campaña recién comienza.
Las cifras surgen de un relevamiento nacional hasta el 11 de marzo, cuando se habían suministrado 7.082 vacunas. Del total, el 22 por ciento corresponde a la provincia de Buenos Aires -algo bajo en función de que su población es el 38 por ciento del país- y el 8,7 por ciento, a la Ciudad de Buenos Aires. Santa Fe y Tucumán habían vacunado, según esos primeros datos, más que CABA, con 899 y 772 aplicaciones respectivamente.
La incidencia de la bronquiolitis en este 2024 es, por lo menos a esta altura prematura del año, casi la más baja de la última década, con 518,9 casos cada 100 mil habitantes. Sólo en 2021, año pandémico, la estadística ubicaba esta proporción por debajo, con 396,6 cada 100 mil. En 2023 a esta altura había 826,7 casos cada 100 mil.
El infectólogo Gonzalo Pérez Marc es el investigador principal del ensayo de fase 3 de la vacuna contra el VSR desarrollada por el laboratorio Pfizer, protocolo que se realizó en el Hospital Militar Central. “Nosotros hicimos los ensayos para dos poblaciones diferentes, tanto para adultos mayores de 60 años -aprobada el año pasado- como la destinada a las embarazadas en el tercer trimestre de embarazo”.
La aplicación debe ser entre las semanas 32 y 36. “La idea es que la mamá genere los anticuerpos, entonces los bebés recién nacidos, que son la población de mayor riesgo -los lactantes dentro de los primeros 6 meses de vida-, ya nacen con las defensas. Si se ponen en contacto con el virus, que se puedan infectar pero no tengan una enfermedad severa”, explicó Pérez Marc.
La eficacia de la vacuna hasta el tercer mes de vida de los bebés, según el ensayo clínico, fue del 80 por ciento, “lo que habla de que la protección para la enfermedad severa es muy buena. Vos podés tener la enfermedad, pero lo importante es que no la tengas grave”, agregó el experto.
Pérez Marc recordó que la bronquiolitis “es la principal causa de internación por virus respiratorios en la infancia y mata a más de 200 mil chicos por año en el mundo. Y afecta más gravemente a los niños con menos recursos y a los que tienen mayor dificultad de acceso a la salud, sobre todo en los países en desarrollo”.
En ese sentido, el infectólogo subrayó que “en un país que tiene poblaciones muy disímiles, según la zona, muchas con carencias importantes, es importante que exista una vacuna como ésta en el calendario nacional. La idea es que todas las embarazadas tengan la posibilidad de aplicarse la vacuna”.
El paso en cuestión es trascendente. Lo explica Pérez Marc: “De un año para el otro vamos a pasar a tener con una buena cantidad de anticuerpos en sangre -esperamos que así sea- a la mayoría de los niños y las niñas nacidos en el país”.
-¿Qué pasa si la embarazada no se aplica la vacuna entre las semanas 32 y 36?
-Es como una vacuna faltante, y en ese caso el hijo o la hija que nazcan no van a estar protegidos contra el VSR.
-¿En la semana 37 la vacuna ya no se puede aplicar?
-En realidad no es que no se podría porque genere algún daño. Lo que pasa es que la idea es aplicarla entre las semanas 32 y 36 porque después ya se los considera niños a término y pueden nacer. Se necesitan unos días para que la mamá genere una buena cantidad de anticuerpos en sangre y que estos pasen al bebé. Si la mamá se vacuna en la semana 37 y a los dos días nace el bebé, no va a estar protegido.
-¿Cuánto tiempo dura la protección de la vacuna?
-Eso todavía lo estamos viendo. Lo importante en el estudio era tener la protección en el momento que más se la necesita. Nosotros decimos en pediatría que el primer mes de vida del bebé es importantísimo. Les decimos a los padres que lo tengan en una “cápsula de cristal”, porque el sistema inmunológico todavía se está adaptando al nuevo mundo y no puede responder bien frente a infecciones severas. Los primeros tres meses también son muy importantes: si todo funciona bien ya se estableció la lactancia, el bebé está empezando a establecer su propio sistema inmunológico para responder a las infecciones. Y obviamente los primeros seis meses también son importantes. Entonces esta es una vacuna que apunta a proteger a los bebés en los primeros tres meses de vida, y también es extensible a los primeros seis. Eso fue lo que demostramos en el estudio: eficacias por arriba del 80 por ciento en los primeros tres meses y del 60 por ciento en el primer semestre. Esto no quiere decir que la vacuna no pueda seguir protegiendo a la población pasado el año de vida.
-¿El dato de lo que pasa con la inmunidad más allá del año de vida no se pudo confirmar en el estudio?
-Sí, surge del estudio, pero los anticuerpos neutralizantes en sangre van bajando. Entonces la vacuna tiene cada vez menos eficacia. Pero también sabemos que como los chicos tienen un sistema inmunológico bastante desarrollado para el año de vida, ésa es la época en la que ellos ya pueden -en general- dar cuenta de la enfermedad solos y de muy buena manera mediante su sistema inmunológico.
-Pese a que bajan los anticuerpos, ¿hay memoria inmunológica celular como con la vacuna o la convalecencia del Covid?
-La respuesta inmunológica de memoria se genera por los linfocitos en toda una cascada de eventos que hacen que cuando uno vuelve a conectarse con una enfermedad, el sistema inmunológico solo, aunque no tenga anticuerpos neutralizantes circulando en ese momento, desencadene toda una respuesta que es de memoria porque recuerda la infección con la que estuvo en contacto en algún momento, o la vacuna con la que se estuvo en contacto. Esa respuesta es muy difícil de medir, porque se gatilla cuando aparece la enfermedad, pero sabemos por como evolucionan los chicos -y en los adultos mayores también lo vimos- que dos años después de aplicada la vacuna la eficacia para prevenir la enfermedad se mantiene alta.
La característica del VSR
Esto que explica Pérez Marc ocurre aun cuando, según advierte, “el VSR tiene una característica, que es que no deja una inmunidad muy buena a largo plazo. Por eso es una infección que uno puede ir teniendo a lo largo de la vida muchas veces. Pero seguramente la memoria celular en los primeros años de vida es muy buena y probablemente proteja mucho más de lo que nosotros describimos en el estudio”.
-A pesar de esta inmunidad de memoria, ¿se está trabajando en una vacuna pediátrica?
-Sí, durante 2024 y 2025 se van a estar investigando varias. Uno podría preguntarse para qué necesitaría una vacuna para los chicos si vemos que con la vacuna para las embarazadas ya se genera inmunidad. La respuesta es que hay un montón de niños y niñas que no van a nacer de madres vacunadas. Y también hay mamás que tienen problemas inmunológicos, lo que les impide pasar los anticuerpos a los bebés. Existen además muchos casos de chicos de mayor riesgo que no fueron respondedores, y serviría tener una vacuna pediátrica para aplicárselas por ahí todos los años. La investigación del VSR está pasando por una revolución, porque esto se suma la investigación de antivirales para el tratamiento de la enfermedad una vez que se desencadena.
-En conclusión, si la campaña de vacunación contra el VSR es un éxito, este invierno los hospitales seguramente deberían estar menos estresados de casos de bronquiolitis.
-Eso sin duda. Es el primer año y hay que hacer un montón de trabajo de difusión y con los médicos, que es lo que estamos haciendo. Seguramente este año si la campaña es buena va a haber un alivio muy importante y una mejora de las estadísticas de la enfermedad grave por bronquiolitis. Esperamos que en los años que vienen la historia vaya cambiando a nivel mundial.
PS